Siempre he temido el momento en que Dawit empezara a plantearse cosas relativas a su adopción, a como llegó a nosotros, a porque somos sus papás... No lo temo por el hecho de no saber que responder, si no por el sufrimiento que sé que le proporcionará esa carga que irá acumulando dentro. No quiero que sufra, es superior a mi, pero es inevitable. Ellos, nuestros hijos, tienen que crecer en cuerpo y mente y "crecerse" ante los obstáculos que les ponga la vida. Nosotros debemos estar al lado por si caen, pero no para evitar que se caigan. Forma parte del aprendizaje de la vida.
Ya llevamos meses que de vez en cuando y en los momentos más insospechados "suelta" alguna cosa relativa a su color de piel o a quienes somos su familia, le gusta escuchar y que le nombre a sus titos, primos, abuelas... Y el va diciendo: "Son mi familia".
Esta mañana estaba vistiéndolo para ir al cole, lo tenia tumbadito en la cama echándole cremita y él no hacía más que estirarme del escote de la camiseta:
-"Mamáaaaaaa te veo la barriguita" y se reía y metía la manita.
Cuando lo incorporo me dice:
-"Mamá, en la barriga están los bebes" (se me ha puesto un nudo en la garganta que he intentado tragar), le he responido:
-"Si, cariño, ¿cómo lo sabes?, (hasta el momento no le había llamado la atención)
-"Mamá, tu me lo has contado" (y a veces pienso que no escucha... pero nooo, se queda con todo)
-Cuando yo era pequeñiiiito estuve en tu barriga mamá...
-No, mi vida, cuando tú eras pequeño no estuviste en mi barriga... Estuviste en la barriga de otra mamá. (de verdad, que aunque intentes sonreir y mantenerte serena, por dentro sentía que me rompía de ganas de llorar)
-Nooooo, mamá, yo quería estar en tu barriga!!!!!!!
-Mi vida, ojalá hubieras estado en mi barriga. Tú sabes que fui a buscarte a Etiopía y que mientras te esperaba estuviste muy dentro de mi corazón, lo sabes verdad? Siempre vas a estar dentro de mi corazón, mi vida. Eres mi hijo y te quiero con toda mi alma.
-Si, mamá....
Ahí se ha quedado la conversación, ha seguido con otras cosas y mi cabeza se ha quedado ahí... Ha sucedido, me ha preguntado. Empieza a cuestionarse muchas cosas... Creo que estoy preparada para responderlas con calma, como hoy ha sucedido. Que duro es ponerme en su piel!! Sólo quiero que se grabe a fuego lo muchísmo que le quiero, le amo... Que daría mi vida entera por que él no sufriera un instante. Lo único que me duele de no haberle tenido dentro mío es no haber llegado a su vida desde el segundo cero. De no haberle arropado cada noche, de no haberle acunado, besado, alimentado... Esa es mi pena. Me ha enseñado a amar con una fuerza desconocida. Como ama una madre, ni más ni menos.